Descripción
[…] la Comuna de París habría de servir de modelo a todos los grandes centros industriales de Francia. Una vez establecido el régimen comunal en París y en los centros secundarios, el antiguo gobierno centralizado tendría que dejar paso también en las provincias al autogobierno de los productores. En el esbozo preliminar de organización nacional que la Comuna no tuvo tiempo de desarrollar, se establece claramente que la Comuna habría de ser la forma política que revistiese hasta el más pequeño caserío del país y que en los distritos rurales el ejército permanente habría de ser reemplazado por una milicia popular, con un período de servicio extraordinariamente corto. Las comunas rurales de cada distrito administrarían sus asuntos colectivos por medio de una asamblea de delegados en su ciudad central y estas asambleas, a su vez, enviarían diputados a la Delegación Nacional en París y cada delegado sería revocable en todo momento y estaría obligado por el mandat impératif (instrucciones formales) de sus electores. Las pocas, pero importantes funciones que aún quedarían para un gobierno central no serían suprimidas, como se ha dicho falsamente, sino que, en adelante, serían desempeñadas por agentes comunales responsables. No se rompería la unidad de la nación, sino que, por el contrario, sería organizada por una Constitución Comunal, convirtiéndola en realidad mediante la destrucción del poder del Estado, que pretendía ser la encarnación de aquella unidad, independiente de la nación y superior a ella y de la cual no era más que una excrecencia parasitaria.