Descripción
Hay que admitir que, hoy como ayer, la guerra y la amenaza de guerra no pueden ser más que la continuación de la política «por otros» medios. Quizá sea posible aventurar el sentido de la fórmula: la guerra y la amenaza de guerra se han convertido en el medio constante de la política. Si observamos sin prejuicios la política internacional en lo que tiene de obsesivo y de ineluctable para el mundo entero, constataremos que gira actualmente en torno a la guerra. La paz en nuestros días no es más que el subproducto de un estado de guerra latente, amenaza de una guerra abierta…