Descripción
»Millones de trabajadores controlaban las fábricas y cosechaban y cuidaban los campos, transformando la economía de consumo capitalista en una economía de guerra, a pesar del sabotaje de los burgueses republicanos. Trabajadores en plena revolución, con sus contradicciones, sus discusiones, que sabían que ya no querían sufrir más, que trataban de conseguir una nueva vida, con el rechazo, de antemano y por experiencia, de la aprobación automática a sus dirigentes, porque en tales circunstancias «el orden, la disciplina» no es más que el arma de los traidores que desean desarmar al pueblo y restablecer la policía que protegerá sus propiedades. La Revolución sólo puede ser juzgada de acuerdo con un criterio: la situación de los trabajadores, el nivel de vida y el poder de los mismos. Y fue únicamente en España donde los propios trabajadores tuvieron bastante lucidez y fuerza, gracias a la formación anarcosindicalista, como para concretar en el ámbito de la economía su ideal de…