Descripción
Al escribir cuentos Andersen cedía, además, a la irresistible atracción que sobre él ejercían los niños,con su mundo peculiar y sus modos de expresarse. Si un día se le ocurrió ponerlos por escrito, fue porque uno de sus mayores placeres era contarles a viva voz ante un auditorio infantil. Él era el primero en divertirse en dar rienda suelta a su humor caprichoso, las palabras le fluían inagotablemente, ricamente aderezadas de modismos infantiles y con los gestos adecuados. Sabía infundir vida a las frases más banales.